Impulsar tu iniciativa es la llave que puede abrirte muchas puertas. Incluso esas puertas que parecen atascadas y es difícil abrir. Claro que para ello necesitas empujar con fuerza y, sobre todo, maña.
La iniciativa es deseable a todos los niveles de cualquier organización, y es un quebradero de cabeza para casi todos los líderes.
Hacer justo lo que te dicen es necesario, pero también es insuficiente para destacar y ser, realmente, útil.
Sobra decir que si eres tú el líder más vale que derroches iniciativa por los cuatro costados, o más pronto que tarde llegarán los problemas. Por no hablar de la importancia que tiene el que sirvas de ejemplo a tu equipo.
1. Impulsar tu iniciativa sin pedir permiso
Voy a compartir contigo un simple cambio de chip que te ayudará tener más iniciativa, tanto a nivel personal, como profesional.
La idea es: dejar de pedir permiso y empezar a pedir ayuda.
Tener iniciativa y tener seguridad en uno mismo suele ir de la mano.
De hecho, lo que hace que a menudo tú mismo, o los miembros de tu equipo, no tengáis la iniciativa necesaria, es la propia falta de seguridad.
Cuando hay algo que te encantaría hacer, pero no estás seguro de hacerlo, lo que se suele hacer es contarlo a amigos, familiares o compañeros.
En lugar de eso:
- Analiza lo que tienes entre manos. Dependiendo de qué se trate bastará con unos minutos, o quizás, necesites unos días. Tan solo asegúrate de que no pasen meses.
- Pide ayuda si la necesitas, no permiso. En lugar de decir: “estoy pensando en comprarme este coche, ¿Qué te parece?”. Piensa que la otra persona no eres tú y te va a contar su película. Mejor di algo así: “Me voy a comprar este coche, ¿Me acompañas a probarlo esta tarde y me dices qué te parece?”
En el segundo caso le estás pidiendo ayuda. Quizás esa persona sepa más de coches que tú y quieres saber su opinión sobre el coche. Pero ojo, una opinión objetiva, ya que no le estás pidiendo permiso.
Por tu parte, en ambos ejemplos quieres lo mismo, pero la determinación, la seguridad y la iniciativa descomunal, lo cambian todo.
En el primer caso, según con quién hables, puede quitarte las ganas de todo. Hay gente muy desmotivadora, tú lo sabes bien, y no deberías permitir que te hagan eso.
Por lo general, pedimos más permisos de los recomendables, y menos ayuda de la que necesitamos. Algo que nos lastra bastante.
Por supuesto, la gente es libre de brindarte su ayuda, o no.
TIP EXTRA:
La gente suele sentirse igual de alagada si le pides permiso, que si le pides ayuda, pero en el segundo caso te ganarás su respeto.
AMÉN
Manos a la obra 🙂