Cualquier momento es perfecto para sentarte a planificar cómo quieres que sea tu próximo año, y organizarlo mediante objetivos trimestrales.
Sin embargo, muchas personas me dicen que no les gusta fijarse objetivos ya que si después no los cumplen, se sienten frustradas.
Pero esto nunca debe ser así. En este post te explico por qué y cómo debes planificar tu año para optimizar tus resultados y sentirte satisfecho incluso si no cumples con el 100% de lo planificado.
¡Vamos allá!
1. Fijarte objetivos te ayuda a mejorar tus resultados
Todos conocemos a personas que nunca se han sentado a escribir sus objetivos, y sin embargo, les va muy bien, es cierto. Esto, a menudo, nos lleva a pensar que te puede ir bien sin pararte a planificar el futuro, no obstante, rara vez nos paramos a pensar que si estas personas se sentasen a planificar lo que desean conseguir ¡Les podría ir todavía mejor!
Por eso, no quiero que seas de esos que dejan que las cosas sucedan por si solas, sino de esos que hacen que las cosas sucedan.
Y los objetivos son la herramienta perfecta para ello.
Como ya he mencionado en otras ocasiones, los objetivos tienen que ser lo más específicos posible, y tienes que poder medirlos de alguna manera. Esto te permitirá saber si los has conseguido, o no.
Ahora viene la mala noticia en cuanto a los objetivos, y es que estos, rara vez dependen 100% de ti.
No te lleves a engaño, tus objetivos tienen que depender de ti en gran medida, no puedes proponerte cosas que dependen de otros. No obstante, si tu objetivo es ganar una maratón, o mejorar tu facturación un 10%, aunque ambos objetivos dependen de ti en gran medida, tú no tienes la última palabra. El mercado, los ciclos económicos, la competencia, la legislación, etc… tienen su peso.
Esto no debe desmotivarte. Que haya algunos aspectos que queden fuera de tu círculo de influencia va a ocurrir siempre. La clave está en centrarse en lo que sí depende de ti.
2. Objetivos trimestrales para ganar foco, motivación y flexibilidad
Los objetivos anuales están genial para proyectar el largo plazo más inmediato y cerrar etapas como es el ejercicio económico, el año natural o el curso.
Sin embargo, a la hora de trabajar en el día a día necesitamos objetivos más cercanos para mantener el foco y la motivación. Un año puede hacerse demasiado largo.
Por eso, los objetivos trimestrales son perfectos para trocear tus objetivos anuales y ganar en flexibilidad, ya que si un trimestre no has obtenido buenos resultados o has obtenido unos resultados extraordinariamente buenos, siempre puedes cambiar de estrategia al trimestre siguiente, o incluso puede que debas reenfocar tu objetivo anual y el resto de trimestrales.
Así que una vez tengas claros tus objetivos anuales, divide cada uno de ellos en trimestrales mediante la pregunta: ¿Qué debo haber conseguido en el primer trimestre del año para conseguir mi objetivo anual? ¿Y en el segundo? ¿Y en el tercero? ¿Y en el cuarto?
Presta especial atención a los objetivos del primer trimestre, ya que sobre ellos fijarás la estrategia para los próximos tres meses.
El resto de objetivos trimestrales, son orientativos, ya que una vez finalizado el primer trimestre deberás hacer una pequeña revisión de los mismos.
3. Metas SMART: La estrategia que te llevará a conseguir tus objetivos
Una vez tienes fijados tus objetivos anuales y trimestrales toca definir la estrategia que te permitirá hacerlos realidad.
Ha llegado el momento de las metas SMART.
El siguiente paso es centrarte en tu objetivo para el primer trimestre y crear una serie de metas que conformen la estrategia para alcanzar este objetivo trimestral.
Olvídate por ahora del resto de trimestres, cuando realices la revisión de los primeros tres meses le tocará el turno al siguiente. Si fijas ahora una estrategia para cada trimestre estarás perdiendo el tiempo ya que llegado el momento es muy posible que esa estrategia no te sirva.
Las metas SMART tienen una cualidad imprescindible y es que debe depender 100% de ti conseguirlas.
4. Tu plan de acción hacia el éxito
Como te podrás imaginar, el éxito en la consecución de objetivos no viene de plasmar la estrategia en un papel.
Ojalá, pero este solo es el primer paso.
Ahora toca desmenuzar cada meta en acciones específicas que puedas agendar en tu día a día.
Preocúpate por trabajar todos los días en tus objetivos mediante las tareas diarias asignadas a ese día. No permitas que la vorágine de tareas urgentes y el resto de quehaceres diarios te impida sacar tiempo para tus metas.
Un truco para facilitar este punto es filetear tus tareas en periodos cortos de tiempo que nunca superen la hora y media. Ya que de lo contrario nunca encontrarás un buen momento para ponerte a ello.
Y esto es todo lo que necesitas para crear una estrategia que te permita mejorar tus resultados este año. Tómate tu tiempo para diseñarla, y lo más importante, dedícale el tiempo que merece a su implementación cada día.
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